Crítica a 'Momentos Estelares de la Humanidad' de Stefan Zweig
- beatrizjunqueracimad
- 6 oct 2014
- 3 Min. de lectura
Momentos Estelares de la Humanidad. Catorce miniaturas históricas es un ensayo publicado por primera vez en 1927 por el escritor austríaco Stefan Zweig. Así, de un modo muy personal, el autor nos habla de Cicerón, de la Conquista de Bizancio, del descubrimiento del Océano Pacífico, de La Resurrección de Georg Friedrich Händel, de La Marsellesa, de la batalla de Waterloo, de La Elegía de Marienbad, del descubrimiento de El Dorado, de Dostoievski, de la comunicación, de Tolstoi, del Capitán Scott, de Lenin y de Wilson, el único protagonista no europeo, independientemente del lugar donde se produjeran los hechos comentados.
Comprender este trabajo de Zweig exige considerar que fue escrito en 1927, un año convulso en su país natal, Austria, un año en que en Viena se produce la matanza de 86 manifestantes a manos de la policía como resultado del conflicto entre socialdemócratas y la alianza que unía a la Iglesia Católica austríaca, industriales ricos, veteranos de guerra, monárquicos y nacionalsocialistas.
Zweig utiliza como excusa los anteriores acontecimientos históricos para ofrecernos una reflexión acerca de lo que es la Historia de la Humanidad y, más en concreto, acerca de la libertad del ser humano para, con sus actos, con un no o un sí, modificar los acontecimientos futuros, con todos los seres humanos como “elementos necesarios para que nazca un solo genio”, los cuales se caracterizan por su capacidad para perdurar a lo largo de los años “como en la punta de un pararrayos se concentra la electricidad de toda la atmósfera”. Y una advertencia, probablemente apoyada en los sucesos acaecidos en Viena y narrados en el párrafo anterior, si bien parece premonitoria, que nos muestra que un ‘sí’, un ‘no’, un ‘demasiado pronto’ o un ‘demasiado tarde’ “hacen que en ese momento sea irrevocable para cientos de generaciones, determinando la vida de un solo individuo, la del pueblo entero e incluso el destino de toda la Humanidad”.
Son múltiples los temas abordados, aprovechando la coyuntura, por Zweig en este libro, desde el sentido del exilio y de los valores, hasta el poder del arte y de la voluntad, pasando por otros muchos temas de muy diferente naturaleza. Sin embargo, quizás el más llamativo de todos los comentarios, al menos desde mi perspectiva personal, sea el titulado Wilson fracasa. La clarividencia de Zweig permite que ya en 1927 fuera capaz de detectar las consecuencias fatales que se derivan de la falsa paz lograda en Europa al finalizar la I Guerra Mundial, donde sucedió lo contrario de lo que habría sido recomendable: “La justicia debe triunfar sobre el poder, el ideal sobre la realidad, el futuro sobre el presente”. Se nos narra el error de un hombre clarividente, un hombre a quien no le falla su análisis, sino la voluntad de mantenerse firme hasta el final, de lo que se derivan unas consecuencias funestas, razones últimas fundamentales de la II Guerra Mundial.
La gran fortaleza de este libro es su peculiar estilo de explicar la historia y de extraer conclusiones. Siempre es difícil decidir, en una selección de este tipo, cuáles de los episodios históricos resultan clave y cuáles no. Es por ello que quizás habría sido interesante considerar el análisis de Zweig de algunos otros, al menos tan interesantes como los estudiados desde mi punto de vista. Este es un libro muy recomendable para todo el mundo, para los que necesiten comprender hasta dónde pueden llegar las consecuencias de uno solo de nuestros actos, así como la relevancia de la voluntad en los logros obtenidos en la vida personal y social. Además, aunque no menos relevante, una constante en Zweig: los valores, su papel central, y, en el centro de la vida social, la justicia, como principal garante del bienestar de los pueblos en el largo plazo.
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